Dos hermanas se tienen que enfrentar a una de las experiencias más duras que a uno le puede pasar en la vida: la inminente muerte de un padre. Sin embargo, reaccionan de una manera muy distinta ante lo que les espera. No sé decir adiós llega a la cartelera española.
Carla (Nathalie Poza) es empresaria, vive en Barcelona y su vida se reduce a trabajar durante muchísimas horas y a consumir drogas y alcohol para desconectar. Además, está bastante alejada de su familia, que procede de un pueblo de Almería. Un día su hermana Blanca (Lola Dueñas) la llama para darle una mala noticia: su padre tiene una enfermedad terminal. A pesar de que apenas se habla con él, no duda en coger un vuelo ese mismo día para estar con los suyos en unos momentos tan duros.
Al regresar a su tierra natal y ver la situación con sus propios ojos, Carla no reacciona muy bien. No quiere ver la realidad y se empecina en que todavía hay tiempo para poder salvar a su progenitor. Parece que la frustración que tiene por cómo le van las cosas en general la expresa así. Blanca, sin embargo, asume lo que está pasando con entereza y sabe que no se puede hacer nada por mejorar la situación. Al final Carla se sale con la suya y lleva a su padre a Barcelona para que lo vean médicos de allí, lo que servirá para intentar recuperar el tiempo perdido y mejorar la relación, así como para enfrentarse a sus propias desgracias.
Lino Escalera debuta como director de largometraje con No sé decir adiós, un drama que trata el tema de la falta de comunicación que a veces se produce dentro de los miembros de una familia, sobre todo, cuando hay que hablar de un tema doloroso. El filme está protagonizado por Nathalie Poza (Julieta, Truman), Lola Dueñas (Incidencias, Los amantes pasajeros) y Juan Diego (Incierta Gloria, Anochece en la India). La cinta consiguió cuatro premios en el Festival de Málaga.
