La actriz desempolva un álbum grabado en 2006 junto al cantautor, para ofrecer una serie de canciones sobre el desamor inspirado en la música francesa de los años sesenta.
Unos años atrás, la blonda irresistible Scarlett Johansson irrumpió en el mundo de la música con Anywhere I Lay My Head, un álbum raro y enroscado en el que abordaba el repertorio de su amado Tom Waits para llevarlo a límites experimentales de la mano de David Sitek (TV On The Radio). Su voz, algo monótona, dejó a sus fans con un sabor extraño.
Lo que pocos sabían en ese momento es que un tiempo antes Scarlett ya había incursionado en un estudio de grabación para trabajar en un álbum junto con el cantautor Pete Yorn, quien había compuesto una serie de canciones que relataban el fin de una relación amorosa, con la idea de volcarlas en un disco interpretado por un hombre y una mujer, según el manual escrito por Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot en los 60. Pete convocó a Scarlett y así, en 2006, ambos se internaron en el estudio montado en el garaje del productor Sunny Levine. «Siempre pensé en este disco como un proyecto pequeño entre amigos», recuerda la blonda. «Me gustaba la idea de dos personas vocalizando su relación a través de unos duetos y me encanta el álbum desde que lo escuché completo. Captura perfectamente cómo estaba mi vida en aquel momento».
La noticia es que aquel disco, titulado Break Up, finalmente ve la luz para llevarse por delante a aquel trabajo en homenaje a Waits que no alcanza, en ningún momento, el lirismo musical del disco junto con Yorn, una colección de canciones sencillas pero emotivas que funcionan mejor que cualquier experimentación a medio camino.