Culturas contemporáneas de España y Latinoamérica a diario
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martes 16 de abril de 2024

Aire fresco

Air

Lo nuevo del dúo francés profundiza su modus operandi de siempre: la apropiación de géneros y ambientes ajenos y la posterior deglución a través de un sonido propio.

Cuando hizo su irrupción allá por fines de los 90, casi sin quererlo el dúo francés Air terminó bautizando toda una corriente que dominó a buena parte de la vanguardia del momento: el tan mentado «french touch». Un apelativo bastante posmoderno que no decía nada en particular pero que tenía implícito una marca de origen: todo aquello que fuera levemente electrónico, suave y elegante, moderno y apto para cualquier fiesta en la que pudiera hablarse con música de fondo tenía algo de «french touch».

Claro que el dúo formado por Nicolas Godin y Jean-Benoît Dunckel nunca se hizo cargo de izar la bandera de la corriente. Al contrario, decidió seguir perfeccionando su quehacer para conseguir un sonido propio que excede por mérito propio cualquier corsé regional. Nadie se confunde cuando escucha a Air.

Su nuevo trabajo confirma su identidad y, al mismo tiempo, le da una vuelta de tuerca a su sonido. Ese afán de cambiar al menos un poco en cada disco es, también, una marca propia. Love 2, así se llama la flamante buena nueva, es una exquisita flecha de dos puntas que señalan distintos horizontes. Por un lado, es evidente la influencia del kraut-rock instrumental alemán, una debilidad que el grupo ya había confesado pero que aquí se revela más que nunca. Por otro, los temas cantados son más orgánicos que nunca: además de una inesperada presencia importante de las guitarras y de la percusión, destacan las baladas susurradas como la preciosa Heaven’s Light.

Aire frescoAire fresco