El escritor mexicano presenta un volumen de relatos que confirman su compromiso con el lenguaje y la literatura de alto vuelo.
Para quienes no sepan demasiado acerca de la literatura del mexicano Daniel Sada, va una descripción de un amigo célebre que ya no está, el enorme Roberto Bolaño: «Sada, sin duda, está escribiendo una de las obras más ambiciosas de nuestro español, parangonable únicamente con la obra de Lezama, aunque el barroco de Lezama, como sabemos, tiene la escenografía del trópico, que se presta bastante bien a un ejercicio barroco y el barroco de Sada sucede en el desierto».
Después de la fantástica Casi nunca, novela publicada en 2008, Sada retorna al frasco pequeño para presentar Ese modo que colma, una serie de cuentos que están a la altura de los elogios de Bolaño. Porque si bien es cierto que su escenario es el desierto y de allí provienen tanto su literatura polvorienta como sus experiencias de vida, también es notorio que su verdadero metier es el lenguaje en sí mismo, una lengua castellana que el mexicano custodia como nadie para propulsarla a la modernidad.
Historias de divorcios, de peleas familiares, territoriales, amorosas: en cada relato, las relaciones humanas y su vínculo con el lugar en el que se desarrollan son la clave para entender a un autor emblemático que, en un mundo más justo, todos deberían conocer mejor.