El trío valenciano edita un disco abracadabrante, de ritmo endiablado y mínima orquestación, que vuelve a dejar sin argumentos a quienes pensaban que todo estaba inventado. Sí, pero no; que vivan las carreteras comarcales.
Qué: Disco (edita Bcore)
Joven, si no ha estado usted en un concierto de Betunizer, le falta un ingrediente básico en su proceso evolutivo. Está usted atascado en la segunda fase del proceso que salta de la sumisión a la rebeldía per se y, poco después, a la contracorriente natural. No obstante, esa condición que le pone a usted en un handicap nada golfístico tiene solución con un mero sometimiento a esta Gran veta que acaba de salir a las calles desde el centro neurálgico del valencianismo, Valencia. Betunizer es carne cruda, es gran no cocina, un carpaccio de bisonte; sonido directo y en directo con el procesamiento mínimo. Temas como Aleluya, La mancadita, El ritmo que tu tienes o El Rolls Royce de los suavizantes dibujan a las claras el panorama: la tralla no está únicamente en poner a prueba las agujas del Vumeter, en duplicar las pistas de guitarra en el estudio. Vaya, en el caso improbable de que los System Of A Down se libraran de sus juegos corales, serían buenos amigos de Betunizer (como Maynard en los primeros tiempos de Tool), siempre y cuando pudieran resistir como machotes un duelo escénico con el inclasificable trío mediterráneo.
