La ex cantante de Bonde do Rolê se reinventa como solista para escupir un puñado de canciones rockeras, originales y contundentes.
Qué: Disco (edita Coletiva Produtora)
Al mejor estilo Rubén Albarrán, cantante y líder de Café Tacuba, Marina Ribatski, cada tanto, decide cambiar de nombre… y de piel. Porque quienes hasta ahora la conocían como la cantante y cara visible de Bonde do Rolê, deberán acostumbrarse a su nuevo alias: Marina Gasolina –hace un tiempo había estrenado «Marina Vello». Claro que la mutación no es simplemente nominal: su primer disco como solista y con nuevo nombre presenta una propuesta tan innovadora como contundente. A lo largo de Commando, Marina revive sus discos de bandas míticas como Ride o Suicide para construir canciones energéticas y nerviosas, por momentos con el post-punk como lenguaje principal (Forbidden Things, London Surf, Nature Calls), aunque con una dosis de originalidad interesante: se cuelan incluso, ribetes de blues en temas como No One Loves You. Quizás lo de «Gasolina» tenga que ver con su carácter incendiario: Commando explota a cada paso, dejando en el camino melodías que podrían haber firmado desde Alan Vega hasta Iggy Pop o Courtney Love, fundamentalmente en gemas como Karamazov Syndrome. Sorprendente y adictivo.
