Isla del Sol podría ser una locación muy lejana. Tan lejana que podría estar en cualquier parte del Universo. De allí parece venir la propuesta de uno de los proyectos más frescos de la escena musical chilena. Experimentación desde las máquinas en un viaje sin retorno.
Qué: EP (edita Beast Discos)
Carlos Doerr y Nicolás Alvarado son la mitad de Fármacos, una de las bandas chilenas más talentosas de los últimos tiempos. Sin abandonar el nido, deciden emprender vuelo en un viaje íntimo y de alta perspectiva. Bajo el nombre de Isla del Sol, encierran un concepto meditado desde la primera nota hasta el último segundo de su EP homónimo. De entrada nos topamos con un proyecto altamente experimental y electrónico, lleno de sintetizadores y baterías programadas, con melodías oscuras que parecen sacadas de una película de ciencia ficción o de viajes a través del ciberespacio. Sin aviso, en Enterrarte en el Sur, aparece la misteriosa y meláncolica voz de Doerr rodeado de las mismas texturas, pero en un paisaje más etéreo en el que la guitarra eléctrica se hace oír a través de nieblas color pastel. Cuando la travesía continúa, 1998 nace como un quiebre en la matriz, un limbo entre la vida y la muerte o el camino hacia la luz; un ruido paranormal que funciona como preámbulo a uno de los puntos más emotivos del disco. Así, Isla del Sol surge como un final feliz, un lugar apacible y tranquilo o la respuesta a muchas preguntas existenciales en un cierre perfecto para media hora de trance e introspección. En definitiva, un proyecto al que hay que poner ojo, mente y espíritu.
