Vuelve Tote con banda, un lustroso arcoíris de colaboraciones en procedencia, onda e intensidad, con capotazos cómplices a la nueva ola y a la vieja escuela, un poquito de «malafollá» sevillana (a corta distancia de la granaína) y mucho, mucho arte.
Qué: Disco (edita Octubre/Sony Music)
Larga espera. Ha valido la pena. La última referencia del sevillano ToteKing databa de 2012 –ese Héroe firmado junto a su hermano Shotta– y su disco en solitario más reciente era de 2010: El lado oscuro de Gandhi, sin contar el EP de descartes El tratamiento regio, que regaló a los fans. Con dieciocho cortes y el estilo metralleta que le caracteriza –aunque haya pausas para respirar o acompasar el flow a menos revoluciones– el Tote se ha marcado un discazo lleno de versos imposibles, los consabidos retazos de cultura popular, desplantes al peligro, ferocidad elegante hacia los que le tiran con bala y un enfoque deslenguado a la hora de echar sal en las corrientes tontunas de la «res» social. Además, ha grabado con banda, un sueño cumplido. Los aliados, como siempre, son de lujo: cabalga junto a Shotta y los MCs hispalenses Murrah y Niñato Garsiah en la contundente King Kong, se arma de furia y decibelios con Andreas Lutz, de O’fun’killo, en Ya no me enfado y se echa un cantecito brujo bautizado como El premio pa’ ti junto a María Luna y el delinqüente Canijo de Jerez, entre otras ATES (Alianzas Temporales de Entrañas Sibilinas). Tote se ríe de los que no se atreven a reír, y ha descubierto la erótica de los debates políticos más gritones. Y hace guiños a cosas que han pasado cuando él andaba en sus cuarteles de invierno, como el «trap». Además, tiene conexiones galas y caribeñas, un nuevo aliado en DJ Rune y un amigo retornado en Acción Sánchez.
