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sábado 20 de abril de 2024
Niños Mutantes

Diez

Niños Mutantes

La banda granadina Niños Mutantes estuvo a punto de echar la persiana hace unos meses. Al final ha escapado de una cifra cabalística… con otra; veinte y diez, mirada hacia el abismo para que el abismo les devuelva un guiño amable.

Qué: Disco (edita Ernie Producciones)

La base rítmica, señoras y señores. Cuerdas desatadas. Pura vida, sexto tema del disco: bastan unas cuantas notas de guitarra desafiante, el bajo nervudo y los timbales disciplinados por un Hi Hat en modo de corte al bies para entender que a este grupo le apetecía expurgar algunos demonios por dos vías: caminar hacia la luz y no rehuir los cantos de sirena que la oscuridad reserva a los viajeros sensibles.

Los Niños Mutantes buscaron a dos benaventes (Abraham Boba y César Verdú) para producir el décimo disco de su carrera; querían que se notara y, aunque son los mayores en la actual clase del indie nacional, juraron no molestarse demasiado por las (inevitables) referencias al sonido de León Benavente, esos cuatro muchachos bisoños como proyecto aunque sobradamente rodados en el plano individual.

Y se lanzaron a la piscina con el agua fría; para que la sangre circulara mejor por las piernas, para llegar enteros a un hipotético final de temporada, cuando se decidan los títulos. Los mejores argumentos, fútbol aparte, son las canciones: NM, avanzadilla del disco, funciona de lujo en clave dream pop y cambia la cosa de color en una gradación decididamente hermosa.

Por eso, la angustia que exuda No continuar se digiere sin problemas, y la sacudida hedonista de Jovencita (con esa filosofía de tempus fugit) invita a abrazar sus versos como una aristócrata aburrida lo haría con los árboles de su finca. Balada del hombre libre, que no es balada y sí epifanía soulera, pone las miguitas de pan en el trayecto hacia la felicidad… mientras que Salmo es un puro ajuste de cuentas, y El instante parece recrearse en el (no tan extraño) atractivo que acompaña a la tristeza cuando se la contempla con ojos cómplices.

Niños Mutantes Diez

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