El escritor argentino Mauro Libertella publica Un reino demasiado breve, una nouvelle preciosa sobre las vicisitudes del enamoramiento en la juventud. En ella indaga en la iniciación en el amor, en ese mundo tan adulto e intenso de las relaciones de pareja.
Qué: Libro (edita Random House)
Un reino demasiado breve empieza con una cita de César Aira sobre la juventud que dice así: «…había abusado de ella, como tantos escritores la exprimen hasta sacarle la última gota de pasión». Mauro Libertella (nacido en Ciudad de México en 1983 pero que vivió toda su vida en Buenos Aires) es de esos escritores que pone de ejemplo Aira y con esta tercera novela parece cerrar lo que empezó con las dos anteriores: su juventud. Como diría Céline: «es juventud lo que pedimos de nuevo».
Mientras que en Mi libro enterrado (Mansalva) Libertella abordó el duelo por la muerte paterna y en El invierno de mi generación (Random House) la amistad adolescente, en Un reino demasiado breve el tema es la iniciación en el amor, en ese mundo tan adulto e intenso de las relaciones de pareja. El tema no es la única diferencia entre estas novelas, ya que las dos primeras están escritas en primera persona y esta última en tercera persona. Literatura del yo en tercera persona.
la novela cuenta la historia de Julián y sus amores de juventud (Florencia, Laura y Ana). Arranca con un viaje a Israel en donde conoce a Florencia, su primer amor, y ahí empieza el viaje que hará el lector hacia la madurez amorosa (la más difícil) de Julián, un viaje que, al mejor estilo Alta fidelidad, intenta buscar qué fue lo que salió mal, para llevar a cabo una autopsia de las relaciones muertas. Porque eso es lo que hace Libertella, examinar la caja negra para responderse cuándo fue que se jodió el amor.
En sus tres relaciones Julián pasa por diferentes fases: la mimetización, la estabilidad y la obsesión. Y en todas sufre, sea por incomprensión, miedo o culpa, sufre. «Lo único que no perdemos es la capacidad para sufrir. Sufrir nos sale bien. Somos desplomadores disciplinados», escribe Alfred Hayes en Los enamorados y da en el clavo de Julián, de casi todo enamoramiento en la juventud, donde si no hay dramatismo no hay amor. El amor como extremo de las pasiones.
Hay un tono de melancolía, de sútil desilusión, por el desmoronamiento de esos reinos compartidos demasiado breves. Nadie soporta vivir únicamente en el presente, escribe Libertella. Quizá Un reino demasiado breve sea una respuesta, otra respuesta, a eso. Ahí quedan en papel esas pequeñas historias de amor que, para Julián (o Mauro), en su momento, fueron inmensas. Un libro hermoso que se lee de un tirón.