Con el foco puesto en los sonidos que se crean y retratan a la capital colombiana desde la movida subterránea, en apenas dos años, el festival Caballito del Diablo se la juega por establecer diálogos entre artistas con diferentes ascendencias musicales.
Qué: Festival de música
Cuándo: Del 26 al 28 de septiembre
Dónde: Bogotá (Teatro La Libélula Dorada)
Como Colombia, su capital es un hervidero creativo. En la década que corre, los bares, las salas pequeñas y lugares poco convencionales han sido testigos del nacimiento, el ascenso, la consolidación y muchas veces, del final abrupto de muchas bandas y apuestas musicales. Esos mismos lugares han sido el escenario ideal y el refugio de iniciativas independientes que han buscado darle visibilidad a músicas y artistas que, de otra manera, no tendrían cabida en festivales y eventos más comerciales.
Festivales, festejos y encuentros también han ido y vuelto a lo largo de los últimos años, que siguiéndoles el rastro, han dado cuenta de una ciudad que late en diferentes claves y, a través de ellos, diferentes bandas y artistas en solitario han iniciado su trasegar creativo en directo.
Gato E Monte
A finales de 2018, en el mítico teatro La Líbelula Dorada, el festival Caballito del Diablo celebró sus primeras dos ediciones. En cuestión de meses, y bajo la mirada heterogénea del sello colectivo In-Correcto, en cabeza de Santiago Álvarez, por el tablado del mencionado teatro pasaron bandas reconocidas del under capitalino como Sabroders, Hermanos Menores, Las Malas Amistades, Cachicamo, Espinoza y Las Hermanas. Un año más tarde, con la experiencia de haber puesto a dialogar a exponentes de los diferente sonidos bogotanos, la tercera versión del festival refleja una curaduría cuidada que apuesta por igual por el riesgo y lo seguro.
Anticipándose a un fin de semana diverso y sonoro, bandas como Flor de Jamaica, Musgo y Mente Orgánica calentaron el escenario para una serie de conciertos entre los que se destaca la contundencia tropical y eléctrica de La Sonora Mazurén, la experimentación elaborada y delicada de Los Niños Telepáticos, el divertimento punk de Las Yumbeñas, la ondura lírica y campesina de Gato E Monte y las atmósferas caóticas de Lixiviada, entre otros.
Así como el caballito del diablo, un insecto delicado primo hermano de las libélulas, se encarga de regular la densidad de otras especies de insectos; de alguna manera, este caballito musical le hace frente a la densidad del ruido que, en una ciudad como Bogotá, termina homogenizando casi todo lo que brota en los márgenes sonoros.
