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sábado 20 de abril de 2024
Serrat. Hijos del Mediterráneo

Hijos del Mediterráneo

Varios artistas

Hace casi medio siglo vio la luz el Mediterráneo de Serrat. En un homenaje que no responde a la cabalística tradicional (48 no son 50: casi mejor), un puñado de cantantes-autores con sello personal dentro del ámbito popular materializan su rendición sin cláusulas al maestro, con esa mezcla de pasión y temor que se le supone a toda revisión decente de un clásico.

Qué: Disco (Warner)

Hace casi cincuenta años, Serrat vivía un momento complicado. El franquismo lo había puesto en la diana tras el affaire eurovisivo de 1968 y, de hecho, acabaría llevándolo al exilio en México en el verano de 1975; allá pasó un año sin posibilidad de volver a la Península, hecho lamentable que, por otra parte, reforzó sus lazos con otros mares.

No obstante, Serrat es un hijo del Mediterráneo, y por eso la inspiración de esa serena lámina de agua llegó directa y sin escalas a sus dedos. Cuando 2019 se encamina a su final, un puñado de artesanos del oficio cantor (del grupo que también esculpe sus propios pentagramas) han atendido la llamada de Amaro Ferreiro, ideólogo del asunto, para traer al presente canciones que nunca se hicieron viejas.

Ricky Falkner ha aportado su cien por cien de acierto en lanzamientos de larga distancia a la producción, para que las voces de Jorge Drexler, Eva Amaral, Xoel López, Depedro, Iván Ferreiro, Miren Iza (Tulsa), Andrés Calamaro, Santi Balmes de Love Of Lesbian, Silvia Pérez Cruz y Josele Santiago lucieran aún más.

Drexler asumió el reto con mayúsculas del disco al encargarse (con éxito) del tema homónimo, y Eva Amaral se encargó de Aquellas pequeñas cosas, la canción que mueve a la lágrima desde el primer acorde. Calamaro aborda Lucía desde el quebranto de su garganta afernetada. Luego está Silvia Pérez Cruz, la del factor Messi, que provoca el pasmo entre sus iguales porque se saben diferentes y, por si fuera poco, es tan de verdad que no los irrita por la inevitable comparación. Aquí coge los Barquitos de papel y los convierte en acorazados. ¿Y el Mediterráneo, cómo toma todo esto? Pues sonríe, de Algeciras a Alejandría.

Hijos del Mediterráneo