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viernes 19 de abril de 2024
Confeti de Odio
Foto: Clara Lozano

Tragedia española

Confeti de Odio

No es casualidad que el primer álbum de Confeti de Odio se llame Tragedia española ni que en la portada Lucas De Laiglesia parezca un híbrido entre Lucio Battisti y el J de los 90. Más allá de parecidos razonables con este último, el de Axolotes Mexicanos despliega un arsenal de variables pop para todos los gustos.

Qué: Disco (Snap! Clap!)

Cuanto menos, resulta escalofriante saber que una canción como Todo muere haya sido compuesta antes de la pandemia mundial que nos asola. ¿Es Lucas De Laiglesia un vidente? Porque la letra resuena como profecía de Nostradamus, disfrazada de lamento amoroso, de nuestra era.

Tras este primer escalón, anudado a golpe de piano, Muchísimo brota como otra de esas pruebas de la inagotable factoría planetaria. Para Triste de verdad, el doo woop es la vía escogida, mientras que Dale una oportunidad al amor comienza bajo inequívoco espectro Milkyway y luego muta en relámpago noise pop.

El juego de máscaras continua con Ansiedad (has vuelto a mí), exquisitamente templada en la pausa de la fragancia acústica, y Minuto de ruido, otra ración de pulsión planetaria que demarca claramente los relieves y soluciones melódicas más recurridas a lo largo de estas nueve canciones. Unas que en su tercio final prosigue la dinámica cromática general. Un gran ejemplo es Todas las guillotinas van al cielo, que se agarra a una especia de versión emo de los primeros The Wedding Present.

Por su parte, Última visita al hospital es folk de chimenea en modo funesto, sentimiento inyectado hasta los últimos recovecos de este álbum, lo cual queda plenamente refrendado en Mi funeral, escena final de este notable arranque en largo para Confeti de Odio.

Confeti de Odio Tragedia española

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