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viernes 29 de marzo de 2024

Fruto de la memoria

Ferla Megia

Cada día que pasa, sorprende menos la capacidad de artistas nóveles para definir caleidoscopios estilísticos altamente cromáticos. Aun así, lo que propone el asturiano Ferla Megia en su primer EP es una pequeña revolución altamente revitalizante.

Qué: Disco (Mont Ventoux)

Con la ortodoxia sampledélica del primer LP de The Avalanches como máxima inspiración, así es como se presenta Ferla Megia en su debut discográfico. Un juguete multicromático armado con piezas recogidas tanto de la escuela funk digital Siglo XXI y de la tradición folclórica asturiana.

Y es que, más allá del impacto provocado por Rodrigo Cuevas, las raíces de la música popular astur también están siendo removidas por artistas que, como Ferla Megia, se están aplicando en ampliar el mapamundi regional de sus orígenes hacia horizontes renovados. Así sucede con canciones-hallazgo como Parnaso, Pt. 1 (Yo creía) o El bosque (era mi cuerpo). En ambas, queda de manifiesto la habilidad de Ferla Megia para cruzar tacto acústico con raíles rítmicos de condición hip hop.

En otra como Tambor de mi piel, lo que asoma es un esplendoroso muestrario de samples, cruzados alrededor de un cuerpo acústico vocal, perfectamente encuadrado dentro del gran cubo de Rubik armado en torno al timón lírico. Un sinfín de detalles que incluyen flow hipnótico, sensual, y toda clase de efectos, que van de pianos recortados a una explosión de samples vocales de espíritu afroamericano, cosidos con precisión milimétrica.

En cuanto a potencial para el futuro, este trabajo supone un auténtico descubrimiento que, además, subraya el pujante estado latente de la música asturiana, más allá de su gran tradición indie-pop.

Ferla Megia Fruto de la memoria

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