Parece que fue ayer cuando Lori Meyers se presentaba en sociedad con su alquimia pop de confección directamente inspirada en Los Planetas. Sin embargo, ya han pasado dos décadas y siete LPs, con el flamante Espacios infinitos como nueva invitación a su permeable genoma pop.
Qué: Disco (Universal)
Hasta cuatro años hemos tenido que esperar por una nueva ración pop de Lori Meyers, que retorna con un trabajo teñido en épica, del cual vuelve a extraer mucho más de lo que parece a primera vista. Esta tendencia a retorcerse sobre sí mismos sin que nadie lo note ocurre en momentos tan recomendables como el disco-pop sci-fi en un caramelo como Primaveras.
Sin duda, dicho tema es uno de los puntales sobre los que se sostiene esta obra articulada en torno al inconfundible corazón sinte que lleva marcando los latidos estilísticos de la banda desde hace ya unos años, cuando decidió dar un giro definitivo a lo que, en su momento, fue una recodificación granaína de las santos códigos power-pop, aquí definitivamente evaporados en estallidos pop ultra orgánico como Seres de luz o Punk.
Esta última no deja de ser una actualización de los manierismos pop made in movida madrileña, con esa batería mecánica tan característica de Joy Division, con la que Lori Meyers refrenda la actitud de genoma neopostpunk a lo largo de canciones de tendones rítmicos contundentes y atmósferas melódicas imbuidas en luminosidad, como la que envuelve hasta el último rastro de piel que desprende No hay excusa. Sin duda, uno de los momentos más rutilantes de un trabajo a través del que el grupo de Granada refrenda su ralea aristocrática dentro de la nobleza mainstream española.
