Ya está aquí el segundo –y esperadísimo– LP de Carolina Durante. Doce canciones que prorrogan las virtudes de su primer trabajo, en un esfuerzo por asentar su fórmula sin caer en la rutina. Si lo consigue o no, más abajo.
Qué: Disco (Sonido Muchacho)
Hay grupos que, definitivamente, han nacido para alegrarnos la existencia a base de chupitos de realidad indie-rock energético. Dentro de esta liga particular, comandada por Los Punsetes, si hay alguien que en estos últimos años se ha llevado el gato al agua, es Carolina Durante.
Con la autoría de algunos de los himnos generacionales más rotundos de los que llevamos de década, Carolina Durante llega a la difícil prueba del segundo LP con una docena de canciones que elude la evolución hacia renovados territorios estilísticos. Por contra, incide en su híbrido perfectamente calibrado entre el punk-pop desvergonzado de Los Nikis y Los Planetas, circa 1994.
En base a esta línea, la banda madrileña confía todo a su grado de inspiración. Y lo que emerge de la misma es un trabajo sin singles tan efectivos e icónicos como en su anterior álbum, pero sí más redondo en su totalidad. Y, sobre todo, insuflado por una colección despampanante de riffs vigoréxicos, pensados para una puesta en escena más poderosa y contundente.
Dicha característica no significa que se haya rebajado la graduación pop en sus canciones, y mucho menos esa vis cómica tan efectiva, aquí llevada a un nivel mayor de empatía. No en vano, ¿no resulta imposible no sentirse identificado con pepinazos como Urbanitas o Granja escuela?
Ambos cortes no son más que dos ejemplos tremendamente representativos, dentro de un recorrido que en ningún momento pierde el pulso ni la puntería melódica. Suficientes razones para seguir creyendo en una apuesta punk-pop que, visto lo visto, es más necesaria que nunca.
