Rojuu no pierde el tiempo y regresa con un LP estratosférico, quizá la muestra más rotunda del talento que atesora, además de la demostración más explícita de que nos encontramos ante el valor más icónico que nos va a brindar el universo pop en los próximos años.
Qué: Disco (Sonido Muchacho)
Que Rojuu ha surgido para dominar en el mundo pop de esta década ya empezó a quedar constatado en Roku Roku, su LP publicado en 2021. Sin embargo, lo que ahora nos entrega ya son palabras mayores. No en vano, estamos ante la primera obra maestra absoluta por parte de tan prematuro genio, que con apenas quince años ya daba muestra de su enorme potencial.
Todo lo que ha ido demostrando desde sus primeros pasos hasta el día de hoy ha fraguado en Kor Kor Lake, una docena de canciones encaminadas a ser consideradas como uno de los hitos discográficos de este 2022. No es para menos ante la concepción ya de por sí arrebatadora llevada a cabo a lo largo de una experiencia rabiosamente pop, donde ya sea en forma indie pop, como Nezuko, o la pátina robótica de Cold Amsterdam (pt. 3), es capaz de condensar la etimología trap para desarrollar un discurso propio.
Uno que bien podría ser considerado como «mangaka pop». El mismo en el que condensa de forma transversal el aura cósmica trap de la enorme Adultos down bad como de lanzarse a duetos pop de indisimulada proyección comercial como en Nada me levanta, con la mexicana Bratty.
La capacidad de Rojuu para ensamblar su profundo discurso ligado a los significantes emocionales de su generación es capaz de explotar de las más diferentes maneras. En cortes como Fantasía placebo, llega a recordarnos a una especie de versión Siglo XXI de Carlos Berlanga. Al mismo tiempo, es capaz de volarnos la cabeza con en el reggaetón distópico, casi a lo Arca, de Post velada. Esta última es el cierre magistral a un álbum tan rematadamente bueno que, por momentos, hasta cuesta creerlo.
