Después de cuatro años de espera, Tórtel retorna con una nueva demostración de pop cinemático. Canciones repletas de aristas con las que se vuelve a reivindicar como una de las mentes más inquietas del actual panorama pop español.
Qué: Disco (Independiente)
Calavera suave es el título con el que Tórtel reemprende su trayectoria discográfica. Trece cortes con los que, tal como reza el título de Pirámides, ha erguido algo muy difícil de escuchar hoy en día: un álbum pop cocinado sin prisas, con la premisa por delante de armar una atmósfera más grande que la mera suma de sus partes.
A crear esta sensación, ayuda el poliédrico entramado chill orquestado para cada una las canciones. Todos los motores rítmicos están temporizados a baja velocidad, con melodías tejidas bajo una bruma hipnótica, donde un estado de dulce pereza general empuja al deleite de trago largo.
Las dinámicas de consumo fast-food están prohibidos dentro de una obra que, a partir de su perspectiva su hipnagogia introspectiva invita al roce sintético del funk anestesiado de Algunos de nosotros, single estrella en el cual hace acto de presencia Luna Valle, jovencísimo talento valenciano a la que Tórtel le da voz.
Por su parte, en Algo sano, la voz invitada es la de Queidem, otra de las figuras che llamadas a dominar el circuito pop en años venideros. La contribución de Tórtel como padrino de esta nueva generación aporta un punto de clarividencia en este trabajo, donde, tampoco nos engañemos, lo que se impone es la presencia de Tórtel, que ha firmado su trabajo más homogéneo hasta la fecha, en el cual incluso se atreve con tonadas de eco a lo Augustus Pablo como en Dejaste de escribir.
Ingredientes de semejante calado conforman tan delicioso tarro de formol. Uno donde las aritméticas entre lo digital y lo acústico han propiciado una nube pop de profunda condición onírica, ideal para recordar que lo contemporáneo no está reñido con lo atemporal.
