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viernes 19 de abril de 2024
Panfletos Adriana Lizcano y Edson Velandia

Panfletos

Adriana Lizcano y Edson Velandia

Durante cuatro años, Edson Velandia y Adriana Lizcano alentaron la resistencia popular que se levantó en las calles con canciones que dan cuenta del periodo en el que «los nadies» ayudaron a cambiar el rumbo de la historia de Colombia.

Qué: Disco (Cinechicera)

La canción de protesta o testimonial, como se le denominó en los años 70, siempre ha sido tratada bajo sospecha en Colombia. Las letras de canciones cargadas de denuncia, del llamado a la acción y de historias populares, rurales y urbanas, han acompañado a la movilización al tiempo que han servido de excusa para el señalamiento por parte de los sectores más reaccionarios e, incluso, moderados.

Paradójicamente, la obra de autores y artistas nacionales como Pablus Gallinazo, Nelson Osorio, Ana y Jaime, José y Darío, Kemel George, Eliana y Luis Gabriel, entre otros, fructificó comercialmente al final de un periodo de la historia conocido como Frente Nacional, en donde la democracia estuvo retenida por los dos partidos tradicionales durante veinte años en los que se repartieron el poder bloqueando y marginando cualquier participación política alternativa. Lo que siguió fue la persecución y la censura bajo el Estatuto de Seguridad del presidente Turbay Ayala.

Desde entonces, comienzos de los años 80, la denuncia social y popular encontró escapatoria en músicas marginales y juveniles como el punk, el metal y el hip-hop, o campesinas como la carranga, mientras que la canción de protesta quedó en el imaginario como una música proscrita en un pasado equivocadamente romantizado.

Cuatro décadas más tardes, con un conflicto recrudecido a pesar de la firma de la paz con la antigua guerrilla de las FARC, la voz del cantor Edson Velandia fue emergiendo, valiente, para hacerle frente con sus canciones a un gobierno que desde la campaña electoral anunció que no cumpliría los acuerdos firmados en 2016. Desde mediados de los años 2000, al frente de su banda La Tigra o en su trabajo en solitario, el santandereano –un alquimista, en palabras del maestro Álvaro Serrano– fue construyendo un cancionero incisivo y cáustico sobre la idiosincrasia colombiana con canciones como Farra garrotera, El billetico, La morgue, Calavero, La nevera o La muerte de Jaime Garzón, entre tantas, al tiempo que se convertía en un artista esencial de la música popular y alternativa.

La inminencia de la debacle con la llegada al poder de la extrema derecha colombiana en 2018 lo llevó a afilar la lengua para despabilar al pueblo. En plena contienda a la presidencia, Velandia lanzó en rrss y Youtube Iván y sus Bang Bang, una descarga que anunciaba el mal con Duque como presidente, a los pocos días la canción fue censurada. A partir de entonces y hasta 2022, Edson Velandia y su compañera, la abogada, activista y artista Adriana Lizcano, editaron una serie de sencillos, todos con alta carga política y una posición clara frente al acontecer nacional que, en retrospectiva, dan forma a un resumen del periodo de Iván Duque en el poder, como una suerte de gran crónica cantada.

Cuatro años después y con la izquierda gobernando en Colombia por primera vez en doscientos años, Lizcano y Velandia –solos o en compañía de agrupaciones como La Tigra o Batucada Guaricha– presentan Panfletos, un disco que reúne los sencillos «viralizados» en el cuatrienio y algunas canciones que compusieron y grabaron por comisión, todas en el marco de la resistencia política.

Son cuarenta y seis minutos y diecisiete canciones que se pueden agrupar en dos clases. Por un lado están las cantinelas que acompañaron la protesta social y popular desde finales de noviembre de 2019, con el inicio de un primer paro nacional, hasta la segunda vuelta electoral en junio de 2022; fueron la banda sonora, principalmente, del paro y el estallido que irrumpió en abril de 2021 en contra de una reforma tributaria, la brutalidad policial, el asesinato de líderes sociales, la corrupción estatal, el ecocidio y la opresión a las clases populares.

Por ejemplo, en Su madre patria apuntan contra la élite política y el statu quo: «En la Casa de Nariño / secuestraron al Estado / no quieren estudiantado / ni universidades públicas / Se rascan las partes púbicas / con la plata de la gente / y a sus hijos delincuentes / los meten a las privadas / no estudian ni aprenden nada / pero van pa’ presidentes / Que los mantenga su madre patria», y lo reafirman en Todo regalao: «La cúpula no marcha porque no vive en Soacha / La estrella no marcha porque vive en las alturas / La diplomacia no porque vive en camionetas / La aristocracia no porque vive en avionetas / Si el presidente marcha, será para el juzgao / y el juez que lo condene le sale regalao / ¿Qué será que los ricos quieren todo regalao?»; otras como Se van van van, Hace un mes, y El infiltrao describen la movilización y la resistencia que en su momento alimentaron. En esa misma ruta, en Arrechas, Paramera y Fracking y Shopping arengan por el amor a los recursos naturales y sus defensores, al campo y los campesinos. Finalmente Juvenal y el candidato, que salió en plena campaña del balotaje recrea un enfrentamiento entre un campesino y el diablo disfrazado de aspirante a un cargo de elección.

El otro grupo de canciones del disco se entremezclan con estos panfletos de corta duración –tan contundentes que hoy son consignas que se siguen cantando en la calle y en festivales– con una diferencia esencial, su propósito atraviesa la inmediatez de la urgencia. Entonces Tierra negra, El empiezo, La guerrillera, Perdón y pilas y Desolvido exponen con belleza, ternura, ingenio y dolor, la barbarie de la guerra, al tiempo que invitan a la reconciliación, encumbrándose de paso en lo más alto de la obra de Velandia. Cuatro años después de un compromiso intenso por el bienestar común, en El amanecer, la última de sus canciones de ese periodo, Lizcano y Velandia ofrecen una plegaria fervorosa capaz de agrietar al más duro de los corazones: «Ay, yo te beso frente al mar y el río / Ay, yo te añoro hermosa por la calle / porque es bonito verte florecía / en los andenes y en los valles. / Ay, tierra mía, vas a ver que nace / otro país de tus entrañas / será sabroso ver el día / en que renacerás del barro, madre mía».

Panfletos Adriana Lizcano y Edson Velandia

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