Culturas contemporáneas de España y Latinoamérica a diario
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jueves 25 de abril de 2024
Aida González Rossi
Foto: Sofía Crespo Madrid

Leche condensada

Aida González Rossi

Leche condensada de Aida González Rossi es un debut notable, un ejercicio de literatura pura, empática y atrevida, con la que se inaugura una trayectoria muy prometedora.

Qué: Libro (Caballo de Troya)

La primera novela de la canaria Aida Gónzalez Rossi es uno de los ejercicios más descarnados de literatura de los últimos años. Una poética revisión de los años donde todo transcurre emborronado, demasiado rápido a veces, siempre muy confuso. La vida que se abre, hambrienta y pegajosa.

Utilizando formas literarias de métrica sinuosa, diálogos donde la persona se confunde con el personaje, arañando el recuerdo a través de una partida de Pokemon… aquellas pesadas Game Boy donde todo parecía posible a pesar de ser en dos dimensiones. Aida enumera situaciones, las ordena cronológicamente, busca amar y ser amada, encontrar un espejo que le devuelva lo que busca, espía a los demás para comprenderse a sí misma.

Literatura herética de colores olvidados, snacks que sobreviven al paso del tiempo más que las redes sociales (Fotolog o Messenger), el recuerdo que los sentidos ha impregnado en todas las pieles. Por un lado, un primo idéntico, Moco, por otro su mejor amiga, Yaiza, de fondo un organismo que cambia a distinto ritmo que la mente.

El acople entre las dos frecuencias produce una explosión de palabras donde las situaciones tienen la potencia emocional de una bomba de neutrones. Aquella adolescencia que se abandona y solo deja atrás conversaciones sin contestar en chats que hace décadas que están abandonados.

Es la piel de la del reptil la que marcará el comienzo del fin. Oralidad sobre tinta, como un tatuaje imprevisto en la hoja de papel. Círculos de fuego donde Internet es el puente que puede llevarte a la siguiente pantalla o dejarte aislada y abocada al destino del escorpión. Una generación que se entremezcla con la siguiente.

Aida González Rossi habla de lo nuestro, de lo suyo, de lo de todos, pero con la mejor literatura posible: pura y descarnada, ajena a convencionalismos, sin querer demostrar postmodernidad o situacionismo. Ella en esencia, tan dulce o amarga como tú al leerla.

Leche condensada

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