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viernes 19 de abril de 2024
Gabriel Mamani Magne
Foto: Iris Kiya

Seúl, São Paulo

Gabriel Mamani Magne

El debut del boliviano Gabriel Mamani Magne, Seúl, São Paulo es como un racimo de rebosantes frutos a punto de estallar. Una literatura que saciará la sed de una generación.

Qué: Libro (Periférica)

Es la primera novela de Mamani, que mezcla inmigración y racismo, lucha de clases, angustia púber, identidades hormonales y una banda sonora de cumbia y k-pop que evita lo solemne. Estructurado a base de miniaturas de fuerte carga poética, la historia es un racimo de frutos rebosantes a punto de estallar: el nuevo jugo de la literatura latinoamericana lo exprime Mamani en este libro.

En su debut, el autor boliviano construye un fresco costumbrista del desasosiego de la urbe, del monstruo que devora y escupe. Tayson, que ha crecido en el São Paulo metropolitano ve cómo su vida explota cuando regresa a la tierra de sus padres, a El Alto, en Bolivia. ¿Se puede mezclar en la burbujeante estructura de un joven la añoranza de la sociedad carioca, el desarraigo cultural que se enfrente a la genética, a la reptiliana sensación del ser Aymara?

Es un retornado que confunde el laberinto con la vida, que no deja señales para volver, que no sabe que el objetivo es encontrar un lugar donde acomodarse y camina y camina frente a la mirada objetiva y aséptica de un primero que lo recibe en El Alto, una inmensa metrópoli que se junta con La Paz, lugar de raíces profundas, que emana tiempos que se niegan a perderse pero es también un lugar donde la modernidad global avanza sin ninguna piedad.

Es la maestría del narrador la que es capaz de recoger las chispas de esta novela de iniciación, luminosas gárgaras de fuego que exhalan desde el dragón de la pubertad y la adolescencia. Calles desaforadas, cumbia andina, luces de neón, pero también k-pop y monolitos preincaicos. Esquinas que te pueden devolver al Siglo XIV o al XXII con un simple parpadeo.

Con la estela de Rodrigo Fresán y su revolucionaria visión de México o de los George Saunders o Ballard, tremendos extraterrestres armados, como Mamani, de máquinas de escribir, la literatura tiene algo de ácido, de tianguis, de aire demasiado puro en su escasez, de entomología en el bullicio, cuando no el lector no sabe si es la araña o la mosca por devorar.

Cholets que se retuercen buscando el cielo que se les niega, esperando unos dioses que nunca volverán, Bolivia chola, Bolivia de piel oscura lanzada a una modernidad trucha, un bootleg de lo contemporáneo con la mirada de un adolescente, arrancado y plantado, que no sabe cuáles son sus raíces y cuánto tiempo podrán sostenerle.

Gabriel Mamani Magne Seúl, São Paulo

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