Una playa griega, el Erasmus, los desórdenes políticos en Cataluña, la intervención en Grecia, el enquistado conflicto en Palestina y dos ojos que lloran, diez dedos que amasan, una boca que bebe, besa y grita.
Qué: Libro (Random House)
En la mejor tradición de la narrativa de no ficción, Anna Pazos construye un diario de tránsito, una sensación de desasosiego vital que la lleva en cinco estadios a otros tantos lugares diferentes: Grecia, Israel, Turquía y Estados Unidos. Pazos busca las raíces difuminadas de su propia familia en continentes que no conocen de fronteras, personajes que no encuentran respuesta en su pasaporte.
La tierra es turbulenta y los cambios producen impulsos irracionales, así que esa electricidad alimenta la máquina de escribir. Las décadas y la sociedad han mutado hasta hacer indistinguible el final de la juventud. No hay salto cualitativo, hay una mancha aceitosa de adolescencia que lo impregna todo: el amor, la familia, el trabajo… sexo y dinero, viajes y pasiones.
Por eso Matar el nervio no deja de ser una ficción histórica, una manera de construir el recuerdo de una vida antes de que se lo lleve por delante una ola inoportuna. Está claro que hay más preguntas que respuestas en las páginas de la novela, más generaciones perdidas que descripciones con ansia documentalistas. Como si la vida fuera un ciclón que atrapa la baraja de los días y deja caer las cartas sobre una mesa llena de manchas de sangre, besos y alcohol de quemar.
Evitar lo absoluto, la verdad primordial, es lo que hace de esta crónica un volumen magnético para los que se acercan a los treinta. ¿Generaciones perdidas? ¿Viajes hacia ninguna parte? A veces encapsular la vida a base de recuerdos es el mejor cometido que uno puede emprender en la vida.
