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jueves 25 de abril de 2024
Auto Sacramental

El himno del apocalipsis

Auto Sacramental

Auto Sacramental, proyecto del madrileño-inglés Jorge Mills, presenta el álbum Cuestión de fe, un exorcismo a ritmo de synth-pop donde el latín se cambia por letras post-punk con incontables y críticos mensajes ocultos.

En una España distópica donde la izquierda política se corta la coleta y la derecha no se corta un pelo, en la que a reyes eméritos se se les cortan las alas para, aun así, echar a volar a otros países mientras las del águila imperial siguen agitándose sembrando el caos a nuestro alrededor, aparece Jesucristo Superstar para salvarnos, pero se convierte en una estrella de Tik Tok.

El párrafo anterior, podría, sin problema, ser la sinopsis de una película de serie b de domingo por la tarde, pero no. En este caso son algunos de los highlights extraídos de nuestra entrevista con Jorge Mills, artista que define su música como «un ritual tecno-pop, con altas dosis de ironía».

Cuestión de fe, además de ser el mantra de muchos partidos políticos cuando se encuentran en plena campaña, es el primer disco del artista con su proyecto personal, Auto Sacramental. Publicado el pasado febrero y producido por Guille Mostaza, el álbum nos invita a través de melodías synth-pop y letras post-punk a conocer y reflexionar sobre nuestra historia. La de un país en el que, tal y como Mills indica: «La magia, la religión y la política siempre han tenido la misma intención: acumular poder y ejercer influencia».

 


 

Cuestión de Fe habla de ocultismo, religión e incluso podemos entrever una crítica al franquismo. ¿Cómo surge la idea de abordar dichas temáticas en tus canciones?
Auto Sacramental responde a la necesidad de hablar sobre esa historia nacional que se omite, sobre el lado oscuro del costumbrismo patrio… Los mitos y leyendas de la España contemporánea.
Somos un país profundamente religioso, con un pasado reciente muy violento. Eso ha dejado huella en varias generaciones, como un trauma social. A través de Auto Sacramental busco una catarsis musical para liberarnos de esa violencia… A modo de ritual tecno-pop, con altas dosis de ironía.
Me gusta el contraste de hacer canciones de pop bailable, con estribillos pegadizos y que, sin embargo, tengan letras enrevesadas.

Synth-pop ocultista y post-punk ultra melódico, sería una buena forma de describir tu último trabajo. ¿Cuál fue el proceso creativo que seguiste para darle forma?
Para mi, la parte más difícil del proceso creativo es encontrar un riff que me enganche. Una vez tengo eso, lo demás viene solo. Todas las canciones empiezan por buscar esa chispa inicial con los sintetizadores y la caja de ritmos. Siguiendo un proceso muy parecido a como habría sido en los 80… Sin usar el ordenador hasta el final, solamente para grabar.
Me resulta emocionante juntar la luminosidad del synth-pop con las melodías y letras más oscuras del post-punk. Ese juego de contrastes es característico de estilos de synth ochentero que ahora vuelven a estar de moda, como el cold wave o el dark wave. Hay una escena emergente brutal de este rollo, sobre todo en Europa del Este y Latinoamérica.

 

«Somos un país profundamente religioso, con un pasado reciente muy violento. Eso ha dejado huella en varias generaciones, como un trauma social. A través de Auto Sacramental busco una catarsis musical para liberarnos de esa violencia… A modo de ritual tecno-pop, con altas dosis de ironía»

 

«Me haces pensar que llevo una vida ejemplar, link in bio para descargar tu código moral». Éste es un fragmento de San Lorenzo, canción que encabeza Cuestión de fe. ¿Coincidencia? ¿O podría decirse que estableces una comparativa entre la realidad distorsionada que vemos en redes sociales y la religión? Es decir, dos imágenes bonitas que esconden una turbia realidad.
Totalmente. Las redes sociales son la religión del Siglo XXI, el opio de un pueblo globalizado y explotado digitalmente. Por un lado, generan esa adicción que ya sabemos. Por otro, a través de su diseño, promueven toda una serie de valores que se enmarcan dentro del capitalismo… Me viene a la mente la historia de Justin Rosenstein, ingeniero que inventó el botón de «Me gusta» en 2007. Ahora es parte de un movimiento que denuncia lo adictivas y peligrosas que son las redes a nivel psicológico. Su momento de revelación personal vino cuando empezaron los primeros suicidios de adolescentes por no recibir suficientes «likes» en redes… Cuando usas las redes, sin que te des cuenta, te están vendiendo un sistema moral y ético basado en el individualismo, la competitividad y el éxito a toda costa.
Es cierto que no todo es blanco y negro. Se pueden usar las redes para fines sociales y alternativos –#metoo o #blacklivesmatter, por ejemplo–, pero sin olvidar que principalmente están pensadas para perpetuar el poder dominante y hacer negocio… Igual que la religión antes.

Tener miedo de lo que pueda suceder y sangre en las manos. Dos conceptos que mencionas al principio de Demonología que también podrían actuar como highlights del franquismo. Religión y política siempre han ido de la mano en España, sobretodo en la franquista. Pero ¿qué hay del ocultismo? ¿qué papel crees que ocupó en la época? Y sobretodo, ¿qué papel crees ocupan en la escena política actual?
La magia, la religión y la política siempre han tenido la misma intención: acumular poder y ejercer influencia… Cuestión de fe trata sobre eso: los juegos de poder que han dado forma a la España que hoy conocemos. Está bien documentado el interés del régimen franquista por las artes ocultas. Se sabe que Franco estaba obsesionado con Felipe II (a su vez gran aficionado a la alquimia) y con El Escorial, supuesto epicentro de energías sobrenaturales… Hay leyendas acerca de como Franco le encargó a Corintio Haza, un curandero sefardita que había conocido en África, que diseñase el Víctor franquista como amuleto, para protegerle de las fuerzas sobrenaturales que pudiesen acecharle… España ha sido, hasta hace bien poco, un país con una larga tradición de magia, ocultismo y brujería.
En cuanto al mundo actual, creo que es mucho más materialista que la primera mitad del Siglo XX, pero algunas cosas no cambian. El poder corrompe ahora, igual que antes. Y debe ser muy difícil llegar a acumular cierto grado de poder sin caer en supersticiones o visiones distorsionadas de la realidad.

Según el escritor y guitarrista de Blondie, Gary Lachmann, el ocultismo siempre ha formado parte de movimientos sociales y políticos. Los masones, el Grupo Bilderberg, el caso Bar España, el Pizzagate… En Demonología también nos hablas de oír voces que no podemos entender, ¿una referencia a la locura asociada a las teorías conspirativas? ¿O un ánimo al seguir investigando sobre las mismas para forjarnos una opinión propia sobre la realidad?
La letra de Demonología es más ambigua que la de otras canciones… A los demonios solo se les puede invocar y controlar si se conoce su nombre. Es decir, la información y el conocimiento son poder. Siempre lo han sido… Si vas a conjurar a las fuerzas del mal, tienes que hacerlo bien. Tienes que haber echado tus horas estudiando demonología antes de ponerte a ello.
En cuanto a las conspiranoicas, la del Pizzagate me fascina… La idea de que las élites liberales de los Estados Unidos secuestren y torturen niños para extraerles una sustancia llamada adrenocromo, con la que luego se colocan… Me parece muy extrema. Estas teorías proliferan ahora porque vivimos en la era de la posverdad: son más importantes las creencias y prejuicios personales que los hechos objetivos.

Auto Sacramental

«Hoy en día, Cristo sería realmente un heraldo del apocalipsis… No vendría a salvarnos. Más bien todo lo contrario: vendría a anunciar el juicio final. A petarlo en redes y a celebrar el fin del mundo mientras todavía haya tiempo, antes de que se vaya todo al infierno»

 

En Retiro nos cuentas en clave de humor la historia de un romance que se da durante un apocalipsis en Madrid. Prácticamente un vaticinio de la situación política actual de la comunidad. Si realmente se diera un apocalipsis, ¿qué político crees sería el último o la última superviviente?
Los protagonistas de Retiro son amantes y quedan para ver el fin del mundo juntos, debajo de la estatua del Ángel Caído del Retiro. Es un lugar especial… Solo hay siete estatuas dedicadas a Lucifer en el mundo. Y la del Retiro dicen que está construida sobre un antiguo cementerio, exactamente a 666 metros por encima del nivel del mar. Antes solía ser un lugar donde se realizaban rituales satánicos por la noche… Más apocalíptico, imposible.
Si llegase el fin del mundo ahora, en Madrid, creo que Ayuso sería la última superviviente. Sería capaz de cualquier cosa con tal de salir victoriosa.

Segunda venida, canción producida por Guille Mostaza, está inspirada en el poema de W.B. Yeats The Second Coming, donde Cristo anunciaba el fin del mundo en el contexto de la pandemia europea de 1918 y el primer auge del fascismo. En época de pandemia y de auge de la nueva derecha, parece que la historia, en parte, se repite. ¿Cómo crees que sería el poema si W.B. Yeats fuera español y hubiera vivido en 2020?
La historia se repite, sin duda. Es inquietante como vivimos una época convulsa muy parecida a la de hace cien años, justo antes de la Primera Guerra Mundial.
Hoy en día, Cristo sería realmente un heraldo del apocalipsis… No vendría a salvarnos. Más bien todo lo contrario: vendría a anunciar el juicio final. A petarlo en redes y a celebrar el fin del mundo mientras todavía haya tiempo, antes de que se vaya todo al infierno.

En Segunda venida, además, nos hablas de sacrificarse en el escenario principal por los demás y comprar entradas para ver la crucifixión de alguien. ¿Qué relación existe entre el mundo del espectáculo, la religión y la segunda venida de Cristo según tu criterio?
Cristo fue la primera gran estrella del pop. El primer ídolo de masas internacional… A mi, personalmente, los ídolos me generan desconfianza. Me parece arrogante pretender sacrificarse por los demás… En el budismo zen se llama «el síndrome del salvador»… En cuanto al espectáculo: hoy en día todo es espectáculo. Todo lo que antes se vivía directamente, se ha convertido en un espectáculo mediado por imágenes. Como personas, hemos pasado a definirnos no por lo que somos, ni tenemos, sino por lo que aparentamos… En ese sentido, por fin podemos jugar a ser, cada uno, nuestro propio mesías.

 

 

Llevando el eclecticismo por bandera y teniendo en cuenta el panorama musical actual, ¿qué lugar crees que ocupa Auto Sacramental en la escena indie española?
Auto Sacramental está en un punto equidistante entre la luz y la oscuridad de la escena indie. Entre bandas de post-punk y dark wave como VVV [Trippin’ You], Luz Futuro y Somos la Herencia, por un lado, y proyectos de luminosidad synth y actitud pop, por el otro, como Betacam, Chavales, Kokoschca, El Último Vecino, Diamante Negro…

Tal y como hemos visto, tu último álbum gira en torno a la religión y, por ende, a Dios. ¿Cuál de todos los géneros musicales existentes consideras tu religión? Y, si se diera una segunda venida de Cristo al mundo de los vivos, ¿en que músico crees que volvería reencarnado?
En ese caso escojo el politeísmo musical. ¿Porque conformarte con un dios cuando puedes tenerlos a todos?
Ojalá Cristo volviese como diva de la electrónica experimental, tipo Arca o Sophie.

Si finalmente no se da un apocalipsis, ¿qué planes de futuro auguras para Auto Sacramental?
Tocar en directo siempre que se pueda. Ahora somos una banda, con Tábata Pardo (de Rayo) al bajo y Adolfo Párraga (de Juanita y los Feos) a la percusión digital. Yo me ocupo de los sintes y voz… Tenemos muchas ganas de volver a los escenarios y presentar Cuestión de fe.
Y en lo musical, creo que Auto Sacramental se va a adentrar cada vez más en el lado oscuro del pop… Los extraños tiempos que vivimos parecen pedirlo.

 

Auto Sacramental Cuestión de fe

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