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sábado 5 de octubre de 2024
Víctor Jara

Víctor Jara. Siempre será canción nueva

Dos fueron los fuegos en los que se movió el cantautor más universal que ha salido de Chile. Por un lado, el de la miseria y la injusticia, que conoció de cerca; por otro, el de la convicción de que todo cambiaría y que los hombres construirían un mundo mejor. El primer fuego lo absorbió en septiembre de 1973. Al segundo nunca pudieron apagarlo. Este reportaje –que fue publicado originalmente en el número 48 de ZdeO– presenta al artista y su obra, muestra como trascendieron su mensaje y sus canciones, aporta testimonios y entrevista a tres grandes nombres de la música chilena actual como Gepe, Fernando Milagros y Fakuta. Y además aporta cuatro playlists imprescindibles. Aquí recuperamos el informe dedicado a Víctor Jara, ampliado y actualizado. Que lo disfruten.


#HemerotecaZdeO
Nota publicada originalmente en 2007, en el nº48 de Zona de Obras, y actualizada en 2015


 

El primer disco en solitario de Víctor Jara comienza con una canción campesina. Se llama El arado y él la presentaba casi como un testimonio personal: «Aprieto firme mi mano/ y hundo el arado en la tierra/ hace años que llevo en ella/ ¿cómo no estar agotado?». Jara tenía entonces treinta y cuatro años y recordaba de esa manera su infancia en Lonquén, un fundo situado en las afueras de Santiago, en donde él y su familia vivieron como inquilinos sometidos a un régimen de vida casi feudal.

A los diez años Víctor Jara dejó el campo. Su madre se trasladó a un barrio pobre de Santiago junto a sus hermanos, y él conoció de esa forma la otra cara de la pobreza, la de las ciudades, y fue desde esos dos mundos donde forjó su oficio de cantor. Es de allí de donde se nutren todas sus canciones, pero con un agregado fundamental: la esperanza por el cambio.
«Como yugo apretado/ Tengo el puño esperanzado/ Porque todo cambiará» son los versos finales de El arado. «No me gusta que me llamen cantante de protesta» dijo alguna vez. Víctor Jara era un severo crítico de la sociedad, pero sus versos nunca se quedaron en la denuncia o en la protesta; él fue un cantor luminoso, un portador de los sueños de su tiempo y un convencido de que los seres humanos construirían una sociedad mejor. Esas razones, y no su muerte, explican su inmortalidad.

 

EL LENGUAJE AUTÉNTICO


Instalado en Santiago, Víctor Jara ayudó a su madre en su trabajo de vendedora en un mercado popular de la ciudad. Pasó por el seminario y el ejército antes de 1957, cuando tenía veinticinco años y su oficio musical tomó cuerpo. Ese año formó parte de Cuncumén, un grupo de proyección folclórica, una tendencia nacida entonces en Chile como una rebelión contra los cánones oficiales del folclore. Los grupos de esa escena viajaban por el país recogiendo costumbres y canciones en el mismo campo, en un camino iniciado poco antes por grandes nombres como Margot Loyola y, claro, Violeta Parra.

«Víctor Jara fue un cantor luminoso, un portador de los sueños de su tiempo y un convencido de que los seres humanos construirían una sociedad mejor»

El propio Víctor Jara lo decía: «Nuestro deber es luchar segundo a segundo para darle a nuestro pueblo su propia identidad, su identificación con el folclore, que es el lenguaje más auténtico que posee el pueblo y, a través de la canción popular, ayudarle a entender la realidad, la de sus amigos y enemigos y, a través de la música, ayudar a nuestro pueblo a desenmascararlo todo, a transformarlo todo: no con profecías paternalistas, sino junto a ellos».

Con Cuncumén, Víctor Jara hizo varias giras por el mundo, donde terminó de forjarse como cantor popular. A su formación local, le agregó el componente universal. En una entrevista en 1966, tras llegar de Europa, lo resume: «He visto la huella del horror de una matanza de judíos en Varsovia, el pánico de la Bomba, el golpe mortal causado por la guerra que desintegra al hombre y todo lo que de él surge y nace. Pero también he visto lo que el amor puede hacer, lo que la verdadera libertad puede hacer, lo que la fuerza y el poderío del hombre feliz pueden hacer. Por todo esto y porque anhelo la paz, es que la madera y las cuerdas de una guitarra me hacen falta para desahogar algo triste o alegre».

 

LA MISIÓN EN LA TIERRA


En esos mismos viajes, Víctor Jara escribió su primera canción: «Paloma quiero contarte/ que estoy solo, que te quiero/ que la vida se me acaba/ Porque te tengo tan lejos/ Palomita verte quiero». El tema estaba dedicado a Joan Turner, la compañera con la que estuvo hasta su muerte, y es una canción de amor. Así parte Víctor Jara: el inicio de su monumental vorágine creativa fue una canción de amor.

De allí desplegó todo lo demás. Desde homenajes al Che Guevara en El aparecido hasta el sentido retrato de una pareja de obreros en Te recuerdo Amanda, Víctor Jara completó siete discos en su historia musical. Sacó chispas con La plegaria a un labrador, que en 1969 el diario conservador chileno El Mercurio calificó de «explosiva». Se rió de las clases acomodadas en Las casitas del barrio alto. Hizo llamados contra la guerra en El derecho de vivir en paz. Cerca de un centenar de canciones que constituyeron la banda sonora de una época en Chile y que algunos comenzaron a mirar como una amenaza. Para un sector, minoritario, pero poderoso, Víctor Jara se convirtió en un enemigo.

Él, sin embargo, estaba lejos de esas lógicas de guerra. «Ven, ven, conmigo ven/ vamos por ancho camino/ nacerá un nuevo destino/ ven», dice en Vamos por ancho camino, tema incluido en el disco El derecho de vivir en paz, un álbum editado en 1971 donde resume el optimismo que vivía Chile por entonces, con el gobierno de Salvador Allende recién llegado al poder y la convicción de que muchos en el país estaban empapados del espíritu del cambio.

 

LAS VERDADES VERDADERAS


Durante sus años en Cuncumén, Víctor Jara estudió teatro en la Universidad de Chile. Fue actor y director, y ese oficio también lo llevó a la música. Director de Quilapayún, primero, y luego de Inti-Illimani, modeló a los dos principales grupos de la Nueva Canción Chilena, el movimiento que a finales de los 60, musicalizó los vientos de cambio que se vivían en el país.

Pero la apertura artística de Víctor Jara no se queda ahí. Además de sones cubanos, canciones folclóricas latinoamericanas y versiones de Pete Seeger, en 1971 se despejó de los prejuicios que distinguían al mundo militante y grabó dos temas con el grupo de rock Los Blops en El derecho de vivir en paz. Al año siguiente registró un disco conceptual llamado La población donde relata, con diálogos y testimonios, la historia de una ocupación de terreno (una toma en jerga chilena) en Santiago.

«Su apertura artística le llevó en 1971 a despejarse de los prejuicios que distinguían al mundo militante y grabó dos temas de El derecho de vivir en paz con el grupo de rock Los Blops»

Para 1973 estaba preparando un disco que se llamaría Manifiesto, pero que nunca llegó a presentar. «Mi canto es de los andamios/ para alcanzar las estrellas/ que el canto tiene sentido/ cuando palpita en las venas/ del que morirá cantando/ las verdades verdaderas (…) Ahí donde llega todo/ y donde todo comienza/ canto que ha sido valiente/ siempre será canción nueva» decía el tema homónimo anticipando el conocido destino con el que se encontró el 11 de septiembre de 1973, día del golpe de Estado de Pinochet contra el gobierno de Allende.

Su muerte, violenta y rabiosa, el 16 de septiembre, fue uno de los abusos más brutales de una dictadura cruel y estúpida que convirtió a Víctor Jara en un verdadero símbolo. Pero más allá del mito, el valor real del cantautor chileno reside en su vida y no en su muerte. Sus canciones trascendieron no porque sea necesario recordarlo (que de todas formas lo es), sino porque condensan un espíritu que no tiene tiempo. Señalar las verdades verdaderas y construir un mensaje de cambio es un tema de todas las épocas de la historia humana. Eso no pasa de moda. El canto de Víctor Jara será siempre, por eso, canción nueva.

 

TRIBUTOS


A Víctor Jara se le han rendido diversos tributos a través de interpretaciones de sus canciones o mencionando su nombre en otras. Incluso el grupo portugués Brigada Victor Jara llegó más lejos e incluyó su nombre en el propio. U2 lo nombra en su tema One Tree Hill, del disco The Joshua Tree, de 1987; The Clash hace lo mismo en 1980, en Washington Bullets, de Sandinista!; Calexico le dedica el tema Victor Jara’s Hands, parte del disco Carried To Dust, de 2008; Simple Minds le dedica su álbum de 1989, Street Fighting Years (en los créditos: «escrito en memoria de Víctor Jara») y Arlo Guthrie, hijo del mítico Woody Guthrie, incluye en su álbum Amigo, de 1976, la canción Víctor Jara, cuya letra escribe el poeta británico Adrian Mitchell.

En el ámbito latino lo nombran también en innumerables ocasiones, entre las que destacamos a Los Fabulosos Cadillacs en su gran hit, Matador; León Gieco en Los Salieris de Charly –de su disco Mensajes del alma, de 1992–, además de dedicarle el tema Los chacareros de dragones de su LP El fantasma de Canterville, de 1976; Aterciopelados lo menciona a él y otros grandes nombres de la canción como Violeta Parra, John Lennon, Joan Baez, Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat, Atahualpa Yupanqui y Bob Dylan en Canción protesta, de su trabajo Oye, publicado en 2006; el grupo argentino Árbol, lo nombra en la letra de Cruces, de su disco de debut, Jardín frenético, de 1996 y Lila Downs lo hace en el tema La cucaracha, incluido en Una sangre, de 2004.

«Recuerda a Allende y los días anteriores/ antes de la llegada del ejército/ Por favor recuerda a Víctor Jara/ en el Estadio de Santiago/ Es verdad, esas balas de Washington otra vez» (Washington Bullets – The Clash)

En 1974 el cantautor Raimon, nacido en Valencia y uno de los nombres más destacados de la Nova Cançó, edita un disco titulado La música de la libertad. A Victor Jara, acompañado de músicos franceses de vanguardia; en ese trabajo incluye el tema Amanda, versión en catalán del clásico Te recuerdo Amanda. Por otra parte, en 1975, el sello español Movieplay edita Canciones póstumas, un recopilatorio de canciones de Víctor Jara, a las que se suman dos versiones del tema Homenaje a Victor Jara; una interpretada por Eulogio Dávalos y Miguel Angel Cherubito, y la otra por el legendario cantautor aragonés José Antonio Labordeta.
Desde Italia, el cantautor Pippo Pollina le dedica en 1997 su disco Il giorno del falco y le menciona en el tema homónimo, en el que también incluye versos en castellano de Estadio Chile, último poema escrito por Jara durante su detención, pocas horas antes de ser asesinado.

Desde otros países de Europa, también hubo diversos homenajes en forma de canciones, entre las que mencionamos cuatro con el título de Víctor Jara: el suizo Ernst Basler Born la incluyó en su disco D’Ballade vo dr Münschterfähri, de 1975; la banda austriaca Schmetterlinge en su álbum Proletenpassion, de 1977; el dúo alemán de folk Zupfgeigenhansel en su trabajo Volkslieder III, de 1978; y el también germano Hannes Wader en Wünsche, disco de 2001.
Por otra parte, en Suecia se formó en los años 80 la agrupación de música y danza típica chilena Víctor Jaras Barn, con hijos de exiliados de Chile en el país nórdico, que editó un disco con versiones de canciones populares clásicas, entre las que se encontraban Luchín y Angelita Huenuman, de Jara. Este álbum se encuentra disponible en la Web Discoteca Nacional Chile.

No faltan tampoco homenajes de la escena de sonidos más alternativos; así la banda punk argentina Todos Tus Muertos lo menciona en Alerta guerrillas, del disco Dale aborigen, de 1994; el grupo de hardcore Fun People, también argentino y liderado por Nekro –que luego daría forma a Boom Boom Kid– y Gori –que haría lo propio con Fantasmagoria– incluye una estrofa de Zamba del Che, cantada por Víctor Jara, en el inicio de su tema 1978 (Camp Days), del disco Anesthesia, de 1995.

Desde España el MC español Nach lo menciona en Disparos de silencio, de su álbum Mejor que el silencio, de 2011; la banda punk de Castellón El Último Ke Zierre incluye un fragmento del poema Estadio Chile, de Jara, en el tema Canto, de Quemaste tus alas de ángel, editado en 2007; el grupo valenciano Obrint Pas dedica a Chile y Víctor Jara Una Història d’amor –que incluye extractos de discursos de Salvador Allende– en el disco Benvingut al paradís, de 2007 y el combo zaragozano Ixo Rai! le menciona en el tema Un extraño, incluido en Con el agua al cuello, de 2001.

Desde Alemania, la banda de hip hop Freundeskreis cita a Víctor Jara en Leg dein Ohr auf die Schiene der Geschichte, canción inluida en su disco Quadratur des kreises, de 1997, y la agrupación de metal extremo Heaven Shall Burn le dedica The Weapon They Fear, tema incluido en su trabajo Antigone, de 2004.

Como no podía ser de otra manera, compatriotas coetáneos de Víctor Jara y de las siguientes generaciones, le rinden también homenaje: Inti Illimani edita en 1999 Inti-Illimani performs Victor Jara, un álbum de versiones que incluye además dos temas originales –Canción a Víctor y Canto de las estrellas– en homenaje al malogrado cantautor; Jorge González, el que fuera líder de Los Prisioneros, una de las bandas más importantes del rock chileno, hace lo propio con Corre como el agua, del álbum Mi destino. Confesiones de una estrella de rock, de 1999; el cuarteto de pop y new wave Upa!, incluyó en su disco disco Punto infinito, de 1999, una versión de Luchín; la banda de reggae Gondwana le menciona en el tema Mártires, de su disco Alabanza, de 2000, y el cantautor Nano Stern, dedica su tema Dos cantores, incluido en su disco Voy y vuelo, de 2007, a Jara y Violeta Parra.

Pero la mayor cantidad de tributos a Víctor Jara han sido por sus canciones, de las que se realizaron incontables versiones que han multiplicado su presencia por el mundo. Así Peter Gabriel cantó El arado junto a Inti-Illimani durante uno de los conciertos de Amnistía Internacional llevados a cabo en Santiago de Chile en octubre de 1990; Joan Manuel Serrat incluyó El cigarrito en su disco Cansiones, dedicado a la canción latinoamericana, de 2000; Plegaria a un labrador fue revisado por la cantautora chilena Cecilia, en su disco Gracias a la vida, de 1970, por banda también chilena Chancho en Piedra, que lo hace en su álbum de versiones Otra cosa es con guitarra, de 2011, y por la estadounidense Judie Collins, que lo graba en español en su disco Bread & Roses, de 1976.


Peter Gabriel e Inti-Illimani – El arado en vivo en Santiago de Chile (1990)

Te recuerdo Amanda, otro de sus grandes clásicos y tal vez el más versionado de todos, fue interpretado, entre muchos otros, por sus compatriotas de Gondwana en su álbum Made In Jamaica, de 2002, Los Miserables, junto a Jorge González en el disco La voz del pueblo, de 2005, y Silvestre, banda que fusiona cueca, rock y cumbia, en su álbum Tuya, mía, para ti, para mí, de 2009; por Robert Wyatt, el que fuera miembro de Soft Machine, que la grabó en castellano en 1984; por Joan Baez, en Gracias a la vida, disco de 1974 con temas en castellano; por la portuguesa Maria de Medeiros en su álbum Penínsulas y continentes, de 2010; por el brasileño Ivan Lins, que la canta en español en A noite, trabajo de 1979; por los argentinos Nito Mestre, en su disco En vivo de 1982 y Fito Páez, en Canciones para aliens, de 2011; por la puertorriqueña residente en los Estados Unidos Ani Cordero –integrante de la banda de rock latino Pistolera–, en su disco Recordar, dedicado a canciones de amor y de protesta de América Latina, editado en 2014; y por la banda asturiana de punk Fe de Ratas en el álbum En la democracia de mi ombligo, de 2007. También la gran Mercedes Sosa la solía cantar habitualmente en sus directos. Sosa grabó además otras canciones de Víctor Jara, entre ellas Deja la vida volar junto a Pedro Aznar, para su disco Cantora, un viaje íntimo, de 2009.

Otros clásicos de Jara también cuentan con versiones destacadas y variadas en estilos: El derecho de vivir en paz fue interpretada por Los Bunkers, una de las grandes bandas chilenas de la actualidad, que la incluyó en su álbum de debut homónimo, de 2001; Canción del minero fue cantada por Zack de la Rocha en el concierto que ofreció Rage Against The Machine en Santiago de Chile en octubre de 2010; Manifiesto fue interpretada en español por Bruce Springsteen en su show del 12 de septiembre de 2013, también en Santiago de Chile, y A desalambrar –que si bien está compuesta por el uruguayo Daniel Viglietti, era parte del repertorio habitual de Víctor Jara– la incluyó la banda de punk rock sevillana Los Muertos de Cristo en el álbum Rapsodia libertaria vol 3, de 2009, grabado en vivo en el Estadio Victor Jara.


Bruce Springsteen – Manifiesto en vivo en Santiago de Chile (2013)


Rage Against The Machine – Canción del minero en vivo en Santiago de Chile (2010)

La obra de Víctor Jara también ha tenido repercusión en los países del norte de Europa. Así es como por ejemplo en Suecia el cantautor Cornelis Vreeswijk ha editado en 1977 el disco Cornelis sjunger Victor Jara, con versiones del chileno traducidas al idioma sueco (con una excepción: la canción La diuca, aparece en castellano porque el propio Vreenswijk admitió la imposibilidad de traducirla). En Noruega, el cantautor Lillebjørn Nilsen ha grabado una versión de Luchín y también ha grabado el tema Víctor Jara en su disco Byen med det store hjertet, de 1975.

Por su parte, el cantautor también noruego Moddi, uno de los nombres más destacados de la escena actual de su país, publicó un álbum con versiones de canciones que fueron prohibidas en distintas partes del mundo. Una de ellas es The Ower Worker (Plegaria a un labrador), y la ha presentado en vivo en el marco del festival Días Nórdicos que se llevó a cabo en Chile, Argentina, Brasil y México en noviembre de 2015. Allí Moddi emocionó a la audiencia cantando la canción en inglés en Santiago de Chile y en castellano en Buenos Aires, São Paulo y México DF.

Además de todas estas menciones, se han publicado discos especiales de homenaje a Víctor Jara, como Tributo y Tributo rock, ambos editados en los años 90 por el sello chileno Alerce. En el primero participan las bandas locales Lafloripondio, La Pozze Latina, Cacho Vásquez, Mecánica Popular y Los Miserables, acompañados de Attaque 77, Pedro Aznar y Boom Boom Kid, de Argentina; Ratos de Porão, de Brasil y Reincidentes, Ska-P y Fermín Muguruza, de España. El el segundo  participan Silvio Rodríguez, León Gieco, Isabel Parra, Jorge González, Los Jaivas, Javier Calamaro y Congreso, entre muchos otros.

También a través de Alerce, se ha lanzado en 2008 el disco Víctor Jara sinfónico, en el que la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, el Coro de la Universidad de Concepción, la voz del cantautor Manuel García –que fuera el vocalista y compositor del grupo Mecánica Popular–, y los arreglos musicales Carlos Zamora, repasan muchas de las canciones inolvidables de Jara en clave de música clásica.

Por su parte, la cantautora chilena Francesca Ancarola editó el álbum Lonquén en 2006, que contiene trece versiones propias de temas de Víctor Jara.

Por último, el grupo chileno de música infantil Zapallo, ha editado en 2013 un álbum dedicado a los más pequeños con versiones del enorme cantautor chileno.

Estos discos son una muestra más de la universalidad de la música de Jara, en un camino al que cada día salen nuevos nombres y que demuestran que a sus canciones todavía les queda mucha vida.

Dentro del apartado de homenajes no se debe obviar la mención de The Friends Of Chile Benefit Concert, un show solidario con el país sudamericano realizado el 9 de mayo de 1974 en el Felt Forum del Madison Square Garden de Nueva York. Organizado por Phil Ochs, allí se dieron cita Pete Seeger, Dave Van Ronk, Arlo Guthrie, Beach Boys, Dennis Hopper y Bob Dylan y se tocaron canciones de Víctor Jara. También es destacable Stadium, la ópera rock compuesta en 1985 por el músico Alexander Gradsky en la Unión Soviética y que basa su trama en los tristes sucesos posteriores el Golpe de Estado de Pinochet en Chile.

 

MÁS ALLÁ DE LA MÚSICA



El derecho de vivir en paz, documental de Carmen Luz Parot

Existen otros testimonios fundamentales sobre Víctor Jara más allá de las canciones, como por ejemplo Un canto no truncado, libro escrito por su viuda que relata con emoción y certeza su vida; el documental El derecho de vivir en paz (1999), de Carmen Luz Parot, que permite acercarse con rigor y cuidado a la figura del cantautor y The Resurrection Of Victor Jara (2015), documental dirigido por el estadounidense John Travers, en el que explora a través de amigos y familiares la música de Jara, la vida y el contexto social de su época y para el que cuenta con testimonios de diversos músicos y personas cercanas al cantautor.


The Resurrection Of Victor Jara – Tráiler

Para el final, el toque más exótico y extravagante de los homenajes: el que aporta la película El cantor, dirigida por el controvertido cantante, actor y director Dean Reed, un particular personaje nacido en Estados Unidos, que vivió en Chile y luego se trasladó a la antigua Alemania del Este, desde donde tuvo cierta repercusión en la órbita de los países comunistas de Europa. Desde allí rodó dicho largometraje en el que él mismo interpreta a un Víctor Jara (¡rubio!) y que el periódico The Clinic comentó de la siguiente forma en 2009, cuando el filme fue estrenado por el festival In-Edit en Chile: «Filmada en Alemania del Este en 1978 y protagonizada por Dean Reed, cantante norteamericano conocido como el Elvis Rojo, recrea de manera bastante singular pasajes de la vida de Jara. Chilenos que hablan alemán pero gritan y cantan en español, Víctor versionado por el propio Reed con escaso talento, apariciones fugaces de Clodomiro Almeyda e Isabel Allende arman un cuadro irrepetible, que emocionará a los ortodoxos y hará reír a los curiosos».


El cantor- Tráiler

 

TRES OPINIONES: GEPE, FAKUTA Y FERNANDO MILAGROS


Pedimos a tres de los nombres indispensables de la actual escena chilena su opinión sobre Víctor Jara y su legado. Y esto es lo que nos contaron.

Gepe

GEPE
«Creo que Víctor Jara y Violeta Parra, musicalmente hablando, son como primos hermanos porque los dos tuvieron la misma iniciativa de partir desde el folclore para rescatar lo que vivieron de pequeños. Al trasladarse a la ciudad, tal vez perdieron el lazo más intuitivo con esas vivencias, pero las rescataron racionalmente de la forma más natural y las transformaron en arte. No solo fueron recopiladores, sino también reintérpretes o filtros urbanos del folclore campesino y lo hicieron con gran maestría, por eso se convirtieron en grandes artistas.
Es como el título del último trabajo de Margot Loyola que se llama Otras voces en mi voz, es eso. Esas voces pasaron a través de ellos y se convirtieron en arte al mismo tiempo que se hicieron documentos del folclore. Creo que ese es el gran valor que tiene Víctor y también Violeta. Y no solo para el folclore chileno, sino también para el latinoamericano. Y eso se nota mucho también en la melomanía de Víctor Jara; me impresiona que escuchara a Daniel Viglietti, Larralde, El Kinto, Eduardo Mateo, el folclore gringo, The Beatles y Bob Dylan. Él también conectaba sus influencias más contemporáneas con sus raíces y funcionaba como un embudo con dos entradas. Y no mucha gente puede hacer eso de ser un comunicador de voces, tener a la vez voz propia, y además ser un gran artista. Ese es el gran valor que veo en él, además de haber sido una persona con gran carisma y muy importante también en el teatro chileno».


Fakuta

FAKUTA
«Es difícil hablar de un personaje con una visión tan grande de la música y de la sociedad como Víctor Jara. Admiro su valentía, lo heróico de su rol como cantautor, sus letras con historias, que son como paisajes que uno se queda mirando, porque son como uno mismo o como nuestras familias, también las melodías que retratan la melancolía propia de vivir en Chile, de vivir lejos. Hay himnos tan inmensos como El derecho de vivir en paz, que no puedo esquivar la emoción cada vez que la escucho, y versos como Yo no canto por cantar/ ni por tener buena voz…, de Manifiesto, se me clavaron en la cabeza para siempre y que son máximas que cualquiera que quiera escribir música debería repetirse».


Fernando Milagros

FERNANDO MILAGROS
«El espíritu de Víctor Jara ha servido para poner en el mapa mundial de la canción de autor a Chile desde los años 60. Es una lástima su desaparicion y un misterio imaginarse como habría sido su obra si no lo hubiesen asesinado. Siento que su aporte, como el de otros artistas de la época que fueron sienciados a la fuerza, es un hito en la historia musical chilena. Pienso que toda esa fuerza del canto de raíz que se congeló con la dictadura ha ido saliendo del congelador recién a mediados de los años 2000, con una nueva mirada pero rescatando y mostrando una estética que no imita a europeos y norteamericanos, sino que nace de acá de forma genuina».

 

ALGUNOS TESTIMONIOS


FLAVIO CIANCIARULO (LOS FABULOSOS CADILLACS)
El bajista de la banda argentina declaró a la revista Rolling Stone: «Víctor fue un ser al que le hicieron algo terrible –como a tanta gente en Chile y en la Argentina– y el hecho de que fuera músico me pegó más directamente aún… creo que los artistas quedan: nadie se va demasiado si es evocado».

BONO VOX (U2)
El líder de la banda irlandesa se reunió con la viuda de Víctor Jara en su visita a Chile en 1998. Ella le regaló un libro con las canciones de su marido. Bono sólo dijo: «Lo guardaré como un tesoro».

SILVIO RODRÍGUEZ
Amigo de Víctor Jara, en 1990 actuó en Chile a los pocos días de recuperada la democracia en el país. En la conferencia de prensa reconoció su ausencia: «Al llegar recibí el primer latigazo. Miré entre la gente y comprendí que estaba esperando encontrar el rostro de Víctor entre ellos».

PETER GABRIEL
En 1993, cuando se creó la Fundación Víctor Jara, Peter Gabriel se hizo miembro de su directorio. Lo reconoció siempre: «Víctor Jara está entre mis cantantes preferidos».

DEVENDRA BANHART
Declaró en 2013 en el Diario chileno La Segunda: « Hice un álbum llamado Smokey Rolls Down Thunder Canyon. Si lo abres, Víctor Jara está escondido en el arte. Nadie ha escrito de eso, nadie lo sabe… En realidad, nunca había hablado de esto».

 

DISCOGRAFÍA OFICIAL EN SOLITARIO
Víctor Jara (Demon, 1966)
Su primer disco. Contiene temas de raíz campesina y sus primeras canciones propias, entre ellas algunas testimoniales como El arado y una de amor: Paloma quiero contarte.

Víctor Jara (EMI Odeon, 1967)
Ya se evidencia en este álbum el sello de Víctor Jara: las historias de personas, simples, humildes como él, musicalizadas con ritmos de todo Chile. Desde sonidos andinos a tonadas campesinas.

Pongo en tus manos abiertas… (Dicap, 1969)
Dedicado al dirigente sindical y fundador del Partido Comunista, Luis Emilio Recabarren, es un disco más político, pero con el espíritu anterior intacto. Historias simples y colores rítmicos.

Canto libre (EMI Odeon, 1970)
La tradicional portorriqueña Lamento borincano, un corrido por Pancho Villa o una canción tradicional peruana muestran la apertura musical del cantautor chileno.

El derecho de vivir en paz (Dicap, 1971)
El trabajo más luminoso de Víctor Jara, ilustrado con colores y con temas de denuncia, de humor y de esperanza. Hay dos temas grabados con el grupo de rock Los Blops.

La población (Dicap, 1972)
Álbum conceptual que narra la historia de una toma de terreno por unos pobladores. Cómico, dramático y certero, es el microretrato de un momento de Chile.

Canto por travesura (Dicap, 1973)
Disco especial de Víctor Jara, con una recopilación de canciones pícaras campesinas de Chile. Es el testimonio de tradiciones perdidas, y a veces poco valoradas, de la cultura local.

Víctor Jara Playlists

PLAYLISTS

10 canciones fundamentales
Diez auténticos himnos de un cantautor irrepetible.

Homenajes y tributos
Canciones procedentes de Chile, Noruega, España, Alemania, Argentina, Estados Unidos, Italia, Colombia e Irlanda. Todas tienen relación con Víctor Jara: algunas lo mencionan y otras están enteramente dedicadas a él.

10 versiones
Diez grandes canciones del célebre cantautor chileno interpretadas por diez artistas de diversa procedencia y estilo.

Te recuerdo Amanda y Plegaria a un labrador
Diez versiones de Te recuerdo Amanda y siete de Plegaria a un labrador, dos clásico de la música chilena y latinoamericana.