Culturas contemporáneas de España y Latinoamérica a diario
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viernes 11 de octubre de 2024

Adiós a Jess Franco, el salmón del cine español

Se ha muerto Jess Franco. El realizador madrileño, que estaba a un mes de cumplir los 83 años, murió hoy en Málaga, donde residía desde hace muchos años. El invierno pasado se fue su musa, compañera y esposa durante los últimos años, Lina Romay, víctima de un cáncer. Entre ambos, uno tras la cámara y otra frente a ella, revolucionaron el cine español. Nunca nadie había hecho cosas como aquellas y, aunque gente como Alex de la Iglesia lleva dos décadas reivindicando su figura, no ha creado escuela. Tampoco era su intención: a día de hoy, tampoco nadie ha hecho cosas como aquellas. Él seguía haciéndolas. Ha muerto apenas unos días después del estreno de su última película, Al Pereira vs. The Alligator Women.
Jess y Lina deben andar preparando un nuevo filme en la dimensión paralela que les acoge, libres ya de la tiranía de la edad y el cuerpo. Y ambos andarán aburridos al ver tanta letanía en los medios alabando la figura visionaria de un hombre repudiando durante casi toda su carrera por hacer las cosas a contracorriente. Porno en pleno franquismo, terror cutrelux, doscientas películas en el cinturón. No era un artesano, y probablemente le horrorizaría el apelativo. Sus títulos hablan por él: Bésame, monstruo, Drácula contra Frankenstein, Las diosas del porno, Fu-Manchú y el beso de la muerte, Aberraciones sexuales de una mujer casada… y por encima de todas, Necronomicon (1969), admirada nada más y nada menos que por Fritz Lang, después de verla en el festival de Berlín. Una película sin guión, rodada en Lisboa en apenas unos días, sin financiación previa, que hizo de su protagonista Janine Reynaud una pequeña celebridad en el mundo del soft porno bizarro.
Franco recibió un Goya al conjunto de su carrera en 2008, uno de los grandes empeños de Alex de la Iglesia como director de la Academia del cine español. Lo aceptó de buena gana, pero sin demasiados aspavientos, como cabía esperar. Lo mismo ha ocurrido con su muerte.