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miércoles 17 de abril de 2024
Foto: David Ruano

Josep Coll: el hombre que siempre estará allí

Después de Discípulos de Otilia, de PAE, de la lucha por los derechos de los artistas fuera del circuito, Josep Coll, el hombre que siempre ha estado allí, vuelve con un disco con olor a gasolina y el camino del predicador altruista que no se rinde y busca la justicia en la ley el desorden.

A Josep Coll se le conoce por, entre otras cosas, haber sido el cantante de Discípulos de Otilia –banda con con la que grabó cinco discos de ska reivindicativo en el cambio de siglo– y, más tarde, de Sin Papeles. Un tipo que estuvo donde había que estar en el momento justo. Letras y actitud dentro de una escena que hablaba de lo que la sociedad necesitaba en aquel momento.

Pero Josep Coll, además de creador, es uno de los abogados más importantes relacionados con la propiedad intelectual, sobre todo en el mundo musical y artístico. Su lucha por mejorar las condiciones de las bandas fuera de las multinacionales le llevó a promover una plataforma que facilitaba la autoedición, PAE (President Platform of Self-Editors of Music) y, más tarde, defender los réditos económicos de esos mismos proyectos a través de una empresa anti-piratería Rock&Business. Un libro, Como montar una startup de éxito con 3.000 euros al cuarto intento –y las distintas conferencias en las que cuenta la historia del proceso–, documentan ese camino empresarial en aras de conseguir el respaldo legal más beneficioso para creadores e intérpretes fuera de los circuitos masificados y mediáticos.

Josep Coll

Después de años detrás de las trincheras legales, Josep Coll decidió volver a la música y unir el proyecto de un nuevo disco con otra de sus pasiones: viajar. Con su moto recorrió la distancia que hay entre Barcelona y Nueva Zelanda con intención de recaudar dinero para la lucha contra el cáncer y, de paso, componer los temas del que sería su nuevo álbum en solitario. Aquella ruta en moto no solo le sirvió como inspiración, también le para recorrer más de treinta mil kilómetros cabalgando en su motocicleta, «La bestia parda».

Finalmente fueron 24.000 euros lo que obtuvo destinados a la Asociación Anita, dedicada a la lucha contra el cáncer infantil. La muerte de su madre, tras doce años de lucha contra la enfermedad, fue la principal motivación para que Coll se lanzara, nunca mejor dicho, a las carreteras del mundo.

De aquellas noches bajo la misma luna, pero en distintos lugares, de aquellos caminos bajo el mismo sol en distintos parajes, surgen las canciones de su nuevo trabajo producido por Chalart58. En él han colaborado sus antiguos compañeros de Discípulos de Otilia y amigos y aliados de la causa y el sonido como Muchachito, Joan Garriga (Dusminguet), Sonido Internacional Ex-perdidos, Potato, Skaparapid, Sargento García, Crudezas, Che Sudaka o Suzanna.

Josep Coll es ahora El Predicador JJ Bolton y dieciocho canciones más un remix nos ofrecen una visión mundial de la vida en la carretera, una verdadera banda sonora de road movie, pero esta vez universal, atravesando los extremos climatológicos de nuestro planeta, las costumbres de las distintas sociedades, el pan y el vino, la cerveza y la carne, el choque de manos en la despedida, el hola y el adiós en los mil idiomas mundiales. La globalización bien entendida, el mundo como escenario, el planeta como paleta para plasmar un mensaje.

Josep Coll quiere volver a la carretera, está vez con una gira de presentación de este nuevo disco. Irá junto a la mítica banda Potato y todo el beneficio obtenido por el disco, el merchandising y las entradas a los conciertos será destinado a pagar programas de musicoterapia a domicilio de niños en paliativos. El deseo de Coll es dar visibilidad a una situación impresentable, el estado no paga ese tratamiento paliativo a los niños y lo único que hace es mandarlos a sus casas sin solución.

El reto es llegar a los 12.000 euros (que se unirán a los 24.000 con los que Coll y un puñado de idealistas consiguieron para pagar el programa del 2022 a través de la Fundación Anita, que incluye músicos que acuden a casas de niños, quirófanos para chicos con cáncer, etc..). Música y compromiso bien entendido, con un objetivo claro, con una función específica: solucionar una situación que nunca debería producirse en una sociedad civilizada. Que la música sea la que guíe el camino hacia un mundo mejor.

El Predicador JJ Bolton Ruta al paraíso

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