Qué: Disco (edita Warner)
Hace tiempo que despegó, y cada reencuentro es una confirmación de que la magia que atesora Concha Buika salta las fronteras con la limpieza de una vallista olímpica. La cantante mallorquina regresa hoy con su sexto disco de estudio, el primer con material nuevo desde el compilado En mi piel (2011); supone un nuevo salto de fe en su carrera, después de la internacionalización que arrancara con fuerza en 2010 y se consolidara al año siguiente, gracias a los temas incluidos en la almodovariana La piel que habito. De los doce temas del disco, bien cargado de éxitos ajenos revisitados, cinco llevan la firma de Buika: dos de ellas ya figuraban en el anterior álbum, y reaparecen con ropajes renovados, siempre adornados por esa voz rota e infinita de Concha, descubridora de matices, capaz de tridimensionar un simple boceto y convertirlo de un plumazo en un bosque de hoja perenne, que llega para quedarse. El armonioso batiburrillo sonoro que la caracteriza (flamenco, jazz, Cuba, tradición africana) se plasma en temazos como No lo sé, en el que Su Majestad Pat Metheny se marca un delicadísimo solo a las seis cuerdas; también hay tiempo para remenear clásicos como Siboney o convertir Ne me quitte pas en un largo quejío. Tremenda.
