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miércoles 24 de abril de 2024

Energia fosca

El flamante álbum de El Petit de Cal Eril viene cargado de ocho canciones de celofán, cuajadas de extrema sensibilidad, que demuestran que la banda catalana aun nos puede deparar nuevas y revitalizantes emociones.

Qué: Disco (Bankrobber)

Normalmente cuando un grupo llega al séptimo LP, solo se pueden dar dos opciones: generar nostalgia por los buenos tiempos de su trayectoria o provocar la revitalizante sensación de que el viaje aún nos puede deparar nuevas y diferentes emociones.

De entre estas dos opciones, no cabe duda que El Petit de Cal Eril se ha arrimado a esta segunda opción con absoluta determinación. Muy lejos quedan ya sus comienzos al frente de las hornadas del folk catalán surgidas al son de Manel. Tras su anterior álbum, △ (el disco triangular), los de Joan Pons han abierto definitivamente una puerta que abre la alcoba de pop mínimo en joyas como Sento o Ets una idea.

Cortes que, por otro lado, remiten a la elegancia emocional de tótems ochenteros como Everything But The Girl y Prefab Sprout. Canciones de celofán, cuajadas de extrema sensibilidad, para las que se han arrimado más que nunca a esa frontera invisible delimitada entre el pop hipnagógico y el soft rock. Smooth pop que tanto puede recordar a Sean Nicholas Savage como a Joan Miquel Oliver, e incluso a James Blake, en la fantástica Sents el sol.

En total, ocho canciones para un álbum que no llega a la media hora, ni falta que hace. Aquí hay reunidas tantas ideas y detalles de francotirador que alargarlo sería ir a contracorriente de su misma naturaleza concisa, fraguada bajo el lema de la inmediatez amparada en saudade mediterránea. Maravillas del pop Siglo XXI.

El Petit de Cal Eril Energia fosca

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