(Popart, 2001)
Punto de quiebre. Cambio de década, cambio de sello, cambio de vida. El sexto disco de Babasónicos es, definitivamente, el que modificó su carrera al instaurar un modelo de producción para prolongar el éxito. ¿Qué hicieron que no habían hecho antes? Pulir a la perfección cada una de sus cualidades, del pop versado al rock grosero, del pulso electro a la ranchera desfachatada, del bolero meloso a la balada psicodélica. Melodías sensuales, ritmos contagiosos y letras encendidas. Inspiración pura.
BABASÓNICOS: haciendo rock con el tiempo de su lado
No es raro que un grupo argentino de estas características, casi siempre ubicado en los confines de la vanguardia, termine haciendo efecto a largo plazo. Pero nadie llegó tan lejos como esta banda de Lanús, localidad del sur del conurbano bonaerense, que instauró toda una nueva manera de hablarle al público para plantar la bandera del atrevimiento, la lascivia y la desfachatez con el liderazgo indiscutido de Adrián Dárgelos, cantante y letrista. Las canciones de Babasónicos no dejan a nadie indiferente: son un cachetazo en la cara que tanto puede invocar al rock de los setenta como a la piscodelia e incluso al bolero. Su carrera se divide en dos etapas. La primera abarca la década de los 90, desde su formación, en 1991, hasta el lanzamiento de Miami (1999), su quinto álbum. Sus discos obtenían buenas críticas, pero no les permitían dar el gran salto. Debutaron con Pasto (1992), y siguieron con Trance zomba (1994), Dopádromo (1996) y Babasónica (1997), además de editar, en paralelo y por su cuenta, reversiones y rarezas (Vórtice marxista, Babasónica electrónica, Vedette y Groncho). La segunda etapa se inicia con Jessico, en 2001, el álbum con el que logran el éxito y llegan al gran público. Lanzaron dos versiones de remixes de este trabajo (Dancemix y Megamix), antes de volver con material nuevo en Infame (2003). Luego se sucedieron Anoche (2005), Mucho (2008), A propósito (2011), Romantisísmico (2013), Impuesto de fe –en vivo– (2016) y Discutible (2018). En enero de 2008 murió su bajista, Gabo Manelli, a causa de una leucemia, pero el grupo siguió adelante.
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