(VIK/RCA, 1967)
Publicado inmediatamente después del éxito imparable del single La balsa –escrito a medias por Litto Nebbia y Tanguito–, el debut de Los Gatos no sólo merece un lugar de privilegio por su contenido (una sucesión de canciones escritas por Nebbia en pleno paso de la adolescencia a una adultez prematura), sino porque es el primer disco del rock argentino cantado en español. Ingenuidad beat al servicio de una serie de himnos que ya son clásicos del repertorio criollo.
LITTO NEBBIA: la vida por la música
Hablar de Litto Nebbia es hacerlo no sólo de uno de los padres del rock argentino, sino también del hombre que se encargó de expandir sus fronteras para explorar otros territorios y perderse en aventuras inéditas. Después de disolver Los Gatos –según dijo, porque se aburría– sus discos en solitario marcaron la agenda de la vanguardia popular: álbumes como Despertemos en América y Huinca (ambos de 1972) y fundamentalmente Melopea (1974) hicieron coincidir a las nuevas generaciones con el folclore argentino para estrenar un diálogo con las fuentes que con los años se trasladó al tango y que encontró su forma definitiva en Melopea, el sello discográfico que dirige y con el que publicó a cientos de artistas inéditos. Como solista grabó casi cincuenta discos, produjo otros tantos –entre ellos El Palacio de las Flores (2008), con Andrés Calamaro– y escribió alrededor de setecientas canciones. Incomparable.
Los 60 discos
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